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Las mejores frases de la Madre Teresa

Se viven tiempos tan ligeros como vertiginosos, por lo cual transcurren nuestras vidas ajenas al candor de los más preciados valores humanos. El desgaste de nuestras almas se evidencia en la pasividad con que asumimos las muchas mentiras como asimismo las diarias injusticias.
     Pero han existido quienes han padecido más que nosotros; han existido quienes han procurado aún más y en circunstancias más apremiantes que las nuestras. En definitiva, han existido aquellos “enviados de la Eternidad” cuyo paso por la vida consiguió registrarse en la historia, acaso como un norte indeleble e insoslayable.
     Podría decirse que a ellos debemos la fuerza que cada noche nos inspira a soñar por un mundo mejor.

Madre Teresa de Calcuta [1]:

- Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.
- El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.
- No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz.
- Lo que importa es cuanto amor ponemos en el trabajo que realizamos.
- El que no vive para servir, no sirve para vivir.
- Amo a todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía.
- Cuanto menos poseemos, más podemos poseer.
- El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor.
- Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.
- La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.
- Si no tenemos paz en el mundo, es porque hemos olvidado que nos pertenecemos el uno al otro, que ese hombre, esa mujer, esa criatura, es mi hermano o mi hermana.
- La amargura y el orgullo son hermanos gemelos; el mal humor y la irritabilidad son sus inseparables acompañantes.
- La disciplina es el mejor amigo del hombre, porque ella le lleva a realizar los anhelos más profundos de su corazón.
- La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino mas bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos.
- Grita aquél que no tiene nada que expresar.
A partir del ruido, tratan de llenarse de estímulos. De allí, la droga, el alcohol, las salidas a lugares nocturnos de aturdimiento o la televisión prendida todo el día aunque no haya nada valioso para ver.

- Si María y José estuviesen buscado un lugar para convertirlo en el hogar del niño Jesús, ¿ elegirían nuestra casas y todo cuanto ésta contiene y representa?
- Tratamos de que las jóvenes embarazadas no aborten. Las recibimos con nosotras.
Aquí viven y ayudan hasta que el chiquito nazca y si podemos persuadirlas de que se queden con su hijo, entonces nos ocupamos de él. Nunca rechazamos a un niño. Todo son preciados. Todos son creados por Dios.


El día más bello: Hoy.
La cosa más fácil: Equivocarse.
El obstáculo más grande: El miedo.
El error mayor: Abandonarse.
La raíz de todos los males: El egoísmo.
La distracción más bella: El trabajo.
La peor derrota: El desaliento.
Los mejores profesores: Los niños.
La primera necesidad: Comunicarse.
Lo que más hace feliz: Ser útil a los demás.
El misterio más grande: La muerte.
El peor defecto: El mal humor.
La persona más peligrosa: La mentirosa.
El sentimiento más ruin: El rencor.
El regalo más bello: El perdón.
Lo más imprescindible: El hogar.
La ruta más rápida: El camino más correcto.
La sensación más grata: La paz interior.
El resguardo más eficaz: La sonrisa.
El mejor remedio: El optimismo.
La mayor satisfacción: El deber cumplido.
La fuerza más potente del mundo: La fe.
Las personas más necesarias: Los padres.
Lo más bello de todo: El amor.


[1] La Madre Teresa de Calcuta (Uskub, Imperio Otomano —actual Skopie, Macedonia—, 26 de agosto de 1910-Calcuta, India, 5 de septiembre de 1997), nacida como Agnes Gonxha Bojaxhiu), fue una monja católica de origen albanés naturalizada india, que fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta en 1950. Durante más de 45 años atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, al mismo tiempo que guiaba la expansión de su congregación, primeramente en la India y luego en otros países del mundo. Tras su muerte, fue beatificada por el Papa Juan Pablo II, otorgándole el título de Beata Teresa de Calcuta [Sustraido de Wikipedia].

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